lunes, 24 de junio de 2013

El Hombre de Acero, vuelve el mito

Vuelvo a poner en marcha las rotativas (o su homólogo online), y que mejor excusa para volver a la acción que la que me han dado los amigos de Sensacine con el preestreno de El hombre de Acero. El renacer de un Superhéroe que todos conocemos, una película que nos presenta otra cara de Superman no siempre de acuerdo a la que tenemos en nuestra memoria.



Quien no se haya puesto una capa roja de pequeño y la ropa interior por fuera no tiene infancia. Todos soñábamos con ser en algún momento como Superman, un superhéroe perfecto: fuerza, rayos laser en los ojos, un pelo engominado, capacidad de volar, y sobre todo, era bueno hasta decir basta. Pero cuando Zack Synder y Christopher Nolan (en las labores de producción) han decidido coger el relevo del Super Hombre han decidido que ya es hora de cambiar algunas cosillas. 

En la película veremos a un personaje más humanizado, con sus dudas y problemas morales, decisiones difíciles de tomar, y sobre todo, una evolución psicológica de quien era a quien será. Algo que nunca nos habíamos planteado era por qué es como es (superfuerza y genes aparte). ¿Qué ocurre en la cabeza de un kryptoniano abandonado a su suerte para que un buen día decida que ha llegado la hora de ser la salvación de nuestro planeta? Por fin nos acercaremos a los orígenes de la leyenda, a la formación de sus miedos y sus inquietudes, y como no, conoceremos a través de sus recuerdos por qué los valores pesan más que los músculos. 

En contraposición a esa faceta más humanizada y moralista, a esa evolución de la niñez a la pubertad para llegar finalmente al hombretón que es, el director ha optado por saltarse algunas de las premisas básicas y hacer esta vez una historia con dos facetas. Por un lado tendremos la idealista que luchará por lo que cree correcto, la eterna batalla entre el bien y el mal, la formación de los comienzos y los primeros lazos afectivos que marcarán a nuestro chico de la capa roja. Todo ello chocará con la destrucción masiva que aporta la segunda faceta, un Superman despreocupado por destrozar a su paso lo que haga falta, sin miramientos y más egoísta (o inexperto). Nos presentan a un Kal El principiante, que no domina sus poderes ni es consciente de los límites de estos, y espero que esta sea la excusa para tal desinterés sobre la conservación de las ciudades. Que salvar el planeta está muy bien y es muy chuli, pero siempre que quede algo en pie.

Si dejamos de lado al perfecto Henry Cavill como Hombre de Acero, tanto físicamente como a nivel interpretativo, el resto de personajes tienen su pequeño momento de gloria que básicamente sirve para crear tensión (más) pero sin llegar a profundizar en los mismos. Mención aparte merece el malo malísimo General Zod. Pero analicémosle un momento: dejando a un lado su soberbio papel, nos encontramos ante un villano cuyo único objetivo es salvar a su pueblo, unos motivos ejemplares que le hacen si cabe más despiadado en su lucha y le otorgan la determinación necesaria para ponerlo la piel de gallina en varias ocasiones.


La trama, aunque con agujeros al estilo queso gruyer, cumple las funciones de introducir a un personaje en una historia sobreexplotada con el añadido de aportar detalles nuevos que otorgan el carácter de algo nuevo y fresco. Desde la historia de su planeta de origen (visita guiada a Krypton), hasta su adaptación a la vida en la Tierra, pasando por una coordinación con el ejército americano (que deja mucho que desear). Unos comienzos difíciles para un futuro que no se presenta menos complicado. 



Pongamonos técnicos y hablemos de la fotografía y la puesta en escena. Obviamente hablando de Synder (recordemos sus trabajos con Leonidas en 300 y la moderna Watchmen) la película tenía que ser impactante, pero en esta ocasión ha conseguido redefinir el término. Desde las escenas de reflexión, pasando por la primera vez que vemos ondear la capa, hasta las batallas (muchas y variadas), toda la escenografía esta cuidada al detalle en un vertiginoso movimiento que (si no te mareas) te envuelve y te atrapa. 

Aunque las comparaciones son odiosas, también son necesarias. En este caso se requiere de una desconexión total de lo que nos han contado hasta la fecha sobre Superman, borrón y cuenta nueva para darle paso a una nueva oportunidad, a un personaje que evolucione y aprenda de sus errores, englobando su historia dentro de la impresionante puesta en escena y la interiorización de las emociones de un dios. 

Con El Hombre de Acero comienza el renacer de una leyenda que puede cambiarlo todo o quedarse en las ascuas de la llama que podía haber llegado a ser.

2 comentarios:

  1. Buena crítica, particularmente me ha encantado cuando dices lo de quien no se ha puesto una capa de pequeño no ha tenido infancia. Coincido bastante con tu opinión sobre este nuevo renacer de Supes.
    Un saludo

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    1. Todos llevamos un pequeño Superman dentro =) Me alegra que te guste! nos seguiremos leyendo pues ;)

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