lunes, 19 de marzo de 2012

Somos Intocables

Como ya contamos, la iluminación en el cine es uno de los elementos más importantes que podemos encontrar dentro de la escena, sin menospreciar nunca fotografía, sonido ambiental o banda sonora, y ambiente. Todo ello influye en la percepción que tiene el receptor de la película. Por eso, como ya publiqué hace tiempo un estilo de iluminación, hoy abro de nuevo el baúl de los recuerdos y rescato otro de mis primeros trabajos sobre cine detrás de la cámara, en este caso un estilo realista de iluminación, de una gran escena y una película mítica.

Como en estas entradas utilizo un lenguaje más técnico, os recomiendo pasar por la sección Secretos, y echar un ojo al tema de planos de cine.

ANÁLISIS ILUMINACIÓN ESCENA 
LOS INTOCABLES DE ELIOT NESS
DATOS TÉCNICOS
Esta escena pertenece al estilo de fotografía tonal (en este caso realista, ya que la registra de forma verosímil fiel a lo que representa). Fragmento de la película Los Intocables de Elliot Ness” (The Untouchables), dirigida por Brian de Palma, cuenta con Stephen H. Burum en el puesto de director de fotografía, y William Elliott como director artístico. La duración de la escena es de 9’ 05’’, alrededor del minuto 83 de la película. Durante la escena aparecerán los siguientes protagonistas: Kevin Costner como Eliot Ness, y Andy Garcia como el Agente George Stone/Giuseppe Petri.

Puede verse el fragmento en la siguiente dirección:


ANÁLISIS

La escena comienza con un plano general de la estación de tren con los dos protagonistas, Elliot Ness y George Stone, entrando por la puerta. Este plano servirá para que el espectador pueda ubicar a los protagonistas y saber dónde se van a colocar para preparar la emboscada. El plano comienza con un “travelling vertical” muy lento hacia abajo (moviéndose con los pasos del Agente) que perseguirá con un acercamiento a Stone, al que dejará a la derecha (saliéndose del plano) para buscar con el movimiento de la cámara la posición tomada por Elliot. Como podemos observar, la escena se desarrollara bajo una iluminación de estilo realista, ya que se refleja la luz intentando representar una realidad objetiva (en este caso la estación de tren), no interviniendo con ningún efecto de luz artificial, registrando dicha escena de forma verosímil.


Tras esta presentación de la escena, continúan con planos subjetivos (desde el punto de visión de Ness), primero del reloj de la pared que se encuentra encima de las puertas de la entrada a la estación, para situar al espectador en el poco tiempo que falta para el desarrollo de una acción (la hora de llegada del tren es una información que proviene de la secuencia anterior). Posteriormente, tras pasar por un primer plano de la cara de nuestro protagonista, indicando que gira su mirada, se enfoca lo que se encuentra por debajo de él: los pasillos hasta los trenes, donde aparecerán varias personas (que gracias a la música y a los planos, se presentaran ante el espectador como posibles gansters en cubierto). Hasta el momento el desarrollo de la escena no ha tenido más que un profundo silencio, sobresaliendo el sonido de los pasos de ambos protagonistas. Después de hacer un recorrido por el escenario donde se desarrollará la acción (una primera presentación subjetiva), la cámara vuelve a un primer plano de Ness, para ver de nuevo como gira la cabeza y vuelve la imagen (plano subjetivo alternándose) del reloj, dando una sensación de nerviosismo ante la inminente llegada del contable. 

Es entonces cuando comienza el llanto de un bebé, y el crujido de las ruedas de su carrito (plano subjetivo), entrando también junto con la imagen una música extra-diegética, una especie de “canción de cuna”, que enfoca claramente que el niño y la madre serán elementos claves dentro de la escena. Como se puede observar, no hay ningún foco extra que intente dar mayor claridad a la escena, sino que simplemente se utiliza la iluminación propia de la estación (característica del estilo realista). La cámara sigue con un plano subjetivo muy picado de Ness persiguiendo con la mirada el movimiento que realiza el carrito empujado por su madre, parándose cuando ésta trata de subirlo por las escaleras (sufriendo claras complicaciones). De repente suena por megafonía el aviso de la llegada de trenes a la estación, aumentando la tensión del momento, ya que se suma a la desesperación que comienza a notarse en Ness por la madre y el niño, pues sabe que los gansters de Al Capone llegaran en cualquier momento con el contable (intercalando nuevamente planos subjetivos con el reloj y la entrada de la estación, con la visión de la madre y el carrito desde el plano picado, aumentando la tensión del momento con la música, el aviso y la imagen). La música extra-diegética realza las sospechas que el protagonista tiene de algunos individuos (acentuando el tono de intriga y tensión) de la estación que no son más que ciudadanos normales, concretamente de un hombre que espera solo al pie de la escalera, en el que Ness centra su atención, hasta que una mujer se le acerca y las dudas se disipan (el nerviosismo de la escena está muy presente para el espectador). 

Por el contrario el sollozo del bebé sirve de excusa para llamar la atención de Ness y volver con un plano subjetivo suyo a la madre, que avanza lentamente su ascenso. El montaje de planos subjetivos de la puerta de la estación mezclados con los picados de la madre subiendo las escaleras nos da a entender que Ness comienza a preocuparse por lo que pueda ocurrir (plano medio, más cerrado, del reloj), y de esta preocupación saldrá el primer punto de giro (Elliot decide bajar a ayudar a la mujer para que pueda irse de allí antes de que comience el tiroteo, dando comienzo el nudo de la escena). Cuando entran varias personas por la puerta, el protagonista refleja la esperanza de que alguna de ellas ayude a la mujer a subir el carrito del niño, pero al ver que nadie la ayuda (y tras un plano corto del reloj señalando que queda escasamente un minuto para la llegada de los gansters), Ness baja las escaleras (siguiendo sus movimientos con un travelling para llegar hasta el encuadre de la mujer, el carrito y el protagonista).


Durante la subida vemos cómo la duración de los planos se acorta, de nuevo con planos subjetivos de Ness subiendo el carrito mientras observa al niño. Otra vez más la música avisa al espectador de que algo está ocurriendo, y sirviéndose de algunos planos de referencia en los que se ve a Elliot mirando y estudiando a unos individuos (junto con la música que emite ahora tonos de un descubrimiento malo), el espectador advierte que dichos individuos son los gansters que se están disponiendo en la escalera para escoltar al contable (se revela definitivamente en los segundos posteriores). La luz no intenta dar claridad a la escena (recordamos que estamos ante un estilo de iluminación realista), sino que simplemente refleja con objetividad la secuencia. En la música lo que más suena son los golpe con los escalones del carrito, que se harán más notorios conforme la tensión aumente en la escena. Algunos planos medios de Ness dándose la vuelta avisan de la llegada del contable. Finalmente dará lugar al segundo punto de giro y por consiguiente el comienzo del desenlace de la escena.

Un plano medio de Ness de frente nos enseñará cómo a su espalda aparece un último matón, que comenzará a sospechar de Ness en el momento que el bebé comienza a sollozar de nuevo (reconociéndose mutuamente en el momento en que el protagonista se gira para mirarle). Este sentimiento de reconocimiento mutuo (que genera tensión en el espectador, pues sabe que va a comenzar el conflicto) está enfatizado con los dos “zoom in” de cada uno de los personajes, que se intercalan para dar mayor dinamismo a la escena. En este punto el montaje de la escena cambia de ritmo, comenzando por una ralentización (introducida por el primer disparo y el grito de la mujer) que irá disminuyendo en intensidad hasta el final del tiroteo (donde desaparecerá para volver a su velocidad normal), apoyada con la ausencia de sonido diegético, exceptuando los disparos y el sonido del carrito cayendo por las escaleras (constante durante todo el ralentizado), señalando así unos pocos elementos que destacan sobre la escena (los disparos, y el niño cayendo). Este es el segundo punto de giro, cuando Ness dispara al matón que tiene a su espalda y al girarse desemboca la caída del carrito por las escaleras (en un plano detalle del empujón).

Comienza una carrera frenética por salvar al bebe antes de que se terminen las escaleras, y conseguir a la vez apresar al contable (todo esto envuelto en un clímax de silencio, disparos y tensión). Para saber que Ness no está solo en este problema tan complejo, el montaje añade algunos planos de Stone corriendo hacia su ayuda (otro plano posterior de un matón que cae se convierte en un “zoom in” muy rápido, para ver que quién ha disparado, y que también está dentro de la acción, es Stone). La bajada del carrito es enfocada desde él mismo como objeto (cámara de referencia) centrándose en el gánster que está justo enfrente de las escaleras (la cámara recrea el movimiento del carrito al bajar).

La atención de los planos está captada por el carrito del bebé y por el tiroteo, creando gran tensión intercalando planos de la madre llamando a su bebé (no lo oímos, tan solo podemos leer sus labios) con planos cenitales, laterales y contrapicados del carrito. A la vez que el carro desciende se van mezclando planos del tiroteo (enfocando a los matones o a Ness, pero no sus puntos de vista, sino a ellos mismos para identificar cual es el que dispara). Este juego de planos da mucha importancia al carrito (único elemento claramente destacado tanto por atención como por sonido), tanta que al final el protagonista opta por salvarlo. En el momento en que el carrito está llegando al final de las escaleras (planos cortos y muy breves muestran como Ness no tiene ya balas, el gánster acaba de recargar y el carrito se encuentra entre ambos y a punto de volcar) se ven varios planos medios de cómo Stone lanza un arma a Ness (matando con ella al penúltimo de los gansters) y como Stone se lanza al suelo para evitar que el carro vuelve, consiguiendo salvar la situación (vuele la música de cuna una vez que el bebé está a salvo), y cediendo nuevamente el protagonismo de la escena a Ness.


Llegados a este punto el ralentizado desaparece y las voces vuelven a escucharse, mientras vemos un plano subjetivo de Ness observando al niño. La tensión vuelve a aparecer (tras unos segundos de descanso y calma en la escena) con un plano subjetivo de Stone donde observa como el último matón agarra al contable y le amenaza con un arma. Recuperamos dicho plano para resolver el último conflicto de la secuencia (“zoom in” del matón enfatizando de nuevo la tensión del momento).

El plano medio del matón con el contable se mantiene durante la conversación con Ness, (que aparece también en un plano medio resultado del zoom anterior), hasta que el personaje le pregunta a Stone que si puede encargarse de él (nuevamente se cede el protagonismo de uno a otro, recayendo esta vez sobre Stone). En ese momento se nos muestra un plano picado de Stone con un “zoom in” (quizás desde el punto de vista del gánster, añadiendo más tensión, devolviendo la cámara un plano objetivo desde la mirada de Stone al gánster). Este zoom desaparece en los siguientes planos, que muestran planos detalle de la mirada del matón, mostrando su nerviosismo y la falta de control de la situación. El zoom de Stone se mantiene hasta el momento en el que se produce el disparo (su concentración es máxima, no hay música, y la cuenta atrás que comienza el matón para que le dejen marcharse no llega ni a dos, impactando aún más al espectador que no sabe muy bien en qué momento se producirá el acto decisivo). Este último disparo da fin al objetivo de la secuencia, siendo el punto de máxima tensión de la escena y por tanto el clímax de la misma.

Para terminar, un plano corto del gánster cayendo que se fija en el rostro impresionado del contable, recuperando la música y la sensación de que al fin ha terminado todo, siendo los siguientes planos las respuestas a la mirada atónita del contable. El final de la escena nos muestra a los protagonistas, tanto Ness como Stone, como duros miembros de la ley que no se detienen ante nada y que son capaces de salvar cualquier situación por compleja que esta sea.

La secuencia termina con un golpe musical que apoyara la entrada de la próxima secuencia.

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